Sube el IPC: ¿Tengo que subir mis precios?
Una de las consultas más habituales que estamos recibiendo por parte de nuestros clientes en los últimos meses se refiere a los efectos que la elevada inflación del ejercicio 2021, reflejada en el IPC, y sus efectos en los costes de las empresas y negocios.
En concreto, nos consultan nuestra opinión sobre si las empresas y negocios deben, a su vez, repercutir a sus clientes estas subidas del IPC y por tanto subir también precios.
En este sentido, debemos comentar que es de sobras conocida la situación actual de los precios de la energía, que se están incrementando de manera continuada en los últimos meses. A esta situación deben añadirse los problemas de abastecimiento y producción de determinados productos, las dificultades de determinadas cadenas de suministros, así como el efecto de la recuperación de la demanda por parte de los consumidores, después de una reducción de la misma en 2020 marcada por el COVID.
Todo ello explica la inusual subida de precios que observamos actualmente, la cual también está implicando presión inflacionista. La suma de estas situaciones es la que explica la inusitada subida de la inflación y por consiguiente del IPC.
Nuestra respuesta en referencia a las medidas que deben aplicar las empresas y negocios en este sentido es clara: en la medida en que el coste de producción se incrementa, si este incremento de costes no se repercute en los clientes, el efecto de la inflación impactará en los beneficios de la empresa o del negocio.
Así, en aquellas empresas o negocios donde los principales costes de producción se ven afectados por la inflación (como por ejemplo, alquileres, salarios vinculados al IPC, suministros -electricidad, en concreto-, coste de las materias primas, etc.), la decisión de no incrementar precios reducirá directamente el beneficio de la empresa o negocio.
En cambio, en aquellos negocios donde los principales costes no se ven afectados por la inflación (por ejemplo, los propietarios de inmuebles, las empresas intensivas en capital -compañías generadoras de energía, por ejemplo-, etc. es más fácil mantener los precios sin repercutir los incrementos derivados de la inflación.
Adicionalmente, debe tenerse en cuenta que las previsiones apuntan a una moderación (no a una reducción) de estas subidas del IPC especialmente a partir del 2T 2022. Esto hace que las citadas previsiones apunten a un incremento adicional de precios para final del ejercicio 2022 de “solo” el 2,00%.
Una segunda opción, si bien menos habitual, y que desde CIMA CONSULTING no podemos recomendar, es la de reducir costes en lugar de incrementar precios. Lógicamente, esta reducción de costes implicará necesariamente una reducción de la calidad y/o la cantidad del producto o servicio ofrecido, si se quieren mantener los márgenes y beneficios del negocio.
Por tanto, como conclusión, nuestra opinión es que es fundamental que cada empresa y negocio conozca cómo afectarán a sus costes y a sus cuentas de explotación los incrementos de la inflación del ejercicio 2021, así como como las previsiones para el ejercicio 2022. Y efectuando los cálculos y estimaciones oportunas, tomen las decisiones más adecuadas en referencia a la repercusión del IPC a sus clientes: bien repercutiendo el IPC mediante un incremento de precios a los clientes, bien calculando y controlando los efectos en el beneficio de la empresa o negocio en caso de no proceder a dicho incremento de precios.
Les recomendamos, como siempre, que consulten con sus asesores económicos estas decisiones y los posibles impactos de las mismas.