Refinanciación
Una farmacia de alta facturación que en su día se endeudó para comprar el local donde estaba. En este caso, además, toda la familia: padres y dos hijos, vivían de la farmacia y, aunque no tenían capacidad de ahorro porque creían que nada cambiaría, las cosas les iban bien y no se preocupaban demasiado de la gestión económica. Como se da en muchos casos, los propietarios no se habían asignado un “sueldo” que se retirasen mensualmente, sino que iban cogiendo dinero de la farmacia a medida que lo iban necesitando.
En un momento dado, tuvieron una bajada de facturación. Ahi fue cuando acudieron a CIMA Farmacias para el asesoramiento de su farmacia Para superar esta tensión de tesorería, se financiaron con pólizas de crédito que en poco tiempo quedaron totalmente dispuestas. Entonces siguieron financiándose con los proveedores: alargando plazos de pago e incluso aplazando algunas facturas a unos tipos de interés muy elevados.
El problema llegó cuando un día ni los bancos ni los proveedores pudieron seguir aumentado el crédito que daban a la farmacia. En ese momento parece que todo se desmonta: tenían elevadas deudas, se cortaba el suministro de proveedores, no se podían pagar nóminas y los titulares tenían un ritmo de gasto muy superior al que podían.
La solución a un caso como este no es fácil ya que el efecto inmediato es una bajada de facturación que todavía complica más la situación. Para salvar la situación se necesito un plan a tres años: cambiar los productos financieros por otros a más largo plazo que se pudieran pagar, negociar con proveedores aportando garantías y, sobretodo, cambiando el sistema de gestión económica de la familia propietaria, de modo que se adaptara a la nueva situación.
El problema de casos como este es que el deterioro económico no se detecta inmediatamente y cuando los clientes se dan cuenta es más difícil de solucionar. Incluso en caso de holgura económica es importante que su despacho le haga un seguimiento de estos indicadores económicos.